De las Redes y Otros Demonios

28 mayo 2021

Como empresario nacido en otra era -que no la digital- o cuando menos no como la estamos experimentando hoy día, sé que es todo un reto tratar de adaptarse a los nuevos entornos virtuales. Los negocios, en muchos sentidos, ya no se cierran viendo cara a cara a nuestros clientes y con un apretón de manos, pues entre la pandemia que todavía nos azota y la predilección casi generalizada por las interacciones remotas, ya es casi impensable pretender manejarse a la antigua usanza.

 

Pero lejos de entrar en pánico y declararnos incompetentes para enfrentar esta nueva realidad, lo que debemos hacer es volver a la trinchera de la capacitación y con base en conocimientos claros, rediseñarnos y rediseñar así nuestro modelo de negocio. Esta digitalización que ha permeado a casi todas las áreas del quehacer humano, no debe provocarnos aversión ni mucho menos fobias irracionales, sino debe catapultarnos por el contrario, para cultivar nuestra creatividad pensando en cómo podríamos usufructuar todas sus bondades, e incluso transmutar sus inconvenientes, en trampolines para alcanzar con nuestros negocios, un mayor éxito.

 

Una de las herramientas que más polémica provoca entre algunos empresarios de la “vieja escuela”, son las redes sociales. A pesar de que parece muy difícil que hoy en día, haya quien todavía cuestione su efectividad en los procesos de difusión y comercialización de prácticamente cualquier producto, es innegable que no todos los esfuerzos que se hacen en dichas plataformas, tienen los mejores resultados. Casi como en el caso de cualquiera de los medios cuando se comenzaron a emplear como herramientas de publicidad, las redes sociales no han escapado a un proceso de maduración de las estrategias que se implementan y de los propios profesionistas que nos dedicamos a ello. Lo cierto es que la experiencia va rindiendo dividendos, y poco a poco hemos ido aprendiendo a aprovechar las bondades de estos medios, para alcanzar objetivos precisos de mercadotecnia y comercialización en las empresas.

 

Empero y dada la aparente accesibilidad para hacer publicidad en estos soportes digitales, han surgido como en muchos ejemplos anteriores a su existencia, falsos expertos que prometen a sus clientes resultados cuasi milagrosos, a partir de estrategias que distan mucho de emplear correctamente los recursos; lo cual en la mayoría de los casos, termina en un rotundo fracaso para los clientes, con la consecuente sensación de haber “tirado el dinero a la basura” y con la convicción casi absoluta, de que las redes son un fiasco. Pero nada dista más de la realidad que estas conclusiones apresuradas, desgraciadamente las empresas en nuestro país, siguen priorizando el “bueno, bonito y barato”, por sobre la experiencia y la solidez de una agencia especializada. En tanto no abandonemos la práctica de contratar al “sobrinity manager”, no podemos pretender que nuestra estrategia rinda los resultados que tanto anhelamos, y de verdad que ello no implica contratar una agencia con costos prohibitivos, existen muchas opciones en este sentido. La cuestión es buscar la asesoría adecuada y entender que, aunque parezca fácil, no cualquiera puede gestionar estas herramientas con éxito.