Inflación a la alza, calidad a la baja: la pesadilla del consumidor pospandemia

11 enero 2023

El 2022 y lo que va del 2023, los consumidores hemos padecido un golpe inflacionario que no se veía probablemente desde la década de los ochentas; de forma paralela, prácticamente en todos los medios de comunicación, tanto tradicionales como digitales, no cesamos de escuchar acerca este tema. Los precios suben en prácticamente todos los rubros de productos -desde los bienes más básicos hasta por supuesto los artículos de lujo- y en consecuencia, los consumidores hemos tenido que lidiar de alguna manera con esta problemática que impacta nuestra economía familiar o individual.

Sin embargo el encarecimiento de los bienes y servicios, no es el único calvario que el mercado ha tenido que soportar en estos últimos años. Existe otro flagelo igual o incluso peor que el del alza de precios, y del cual se escucha o se lee muy poco en los medios. Se trata del desplome escandaloso en la calidad de prácticamente la mayoría de los bienes que compramos, y de la marca que sea. En muchos casos las marcas no sólo han subido los precios, sino que además han castigado la calidad de su producto. Detalles que van desde defectos en el envase -que pueden ser simplemente de corte estético o incluso que pueden atentar contra la mera salud de los consumidores- hasta por supuesto, el uso de materias primas de muy cuestionable procedencia, o la discrepancia escandaloza entre el peso o volumen real del producto, contra lo afirmado en su packaging.

Lo que todas esas marcas parecen olvidar y que muchas veces la historia ha dado cuenta de ello, es que los consumidores no olvidamos y que cuando la situación económica se normalice, vamos a tener muy presente quiénes fueron aquellos que nos apoyaron, en contraste con aquellos que se aprovecharon de nosotros en los peores momentos. Es comprensible que nadie tiene un negocio o una marca de producto, con el fin de absorber pérdidas; asimismo es claro que en una situación como la que todos estamos atravesando, las empresas tampoco están “en medio de un lecho de rosas”, sin embargo hay una distancia muy grande entre absorber toda la pérdida, y aprovecharse de los consumidores a sabiendas que éstos tienen poco margen hacia dónde moverse. Estos son momentos de apretarnos el cinturón en las empresas y marcas, para evitar sacar provecho a destajo, pues sacrificar un tanto la ganancia presente, solidarizándonos con los consumidores, puede redituar indudablemente en un futuro, en un fortalecimiento de nuestro posicionamiento, lo cual con el tiempo va a devolver lo sacrificado en medio de una crisis como la que estamos viviendo.

Fotos: Markus Spiske y Motoki Tonn en Unsplash